Primero, pon las manos en el vientre y haz tres respiraciones profundas de limpieza.
(De verdad, ¡pruébalo!)
A continuación, sacude la pintura invisible de tus manos como si te quitaras una sustancia tóxica.
A continuación, abre los brazos y utiliza las manos para crear un escudo protector a tu alrededor.
Ahora, borra cualquier sentimiento de asco de tus hombros.
Entonces pon las manos en el corazón y dite a ti mismo esto "Confío en mí mismo. Me conozco. Y el asco está aquí para decirme que algo está mal o no está bien."
Y para terminar, respira profundamente 5 veces para reducir tu asco al tamaño de una gominola.
(Activa el sonido y pulsa el play).
Ahora, pregúntate: "¿Qué es lo que me hace sentir crítico o asqueado? ¿Hay algo o alguien de lo que necesito alejarme?"
Tienes todo el derecho a que no te guste algo o a que no quieras algo. También tienes derecho a crear límites y fronteras si alguien te hace sentir asqueroso o espeluznante.
Puedes decir:
"No, gracias"... "No me gusta"... o "He cambiado de opinión."
Si sigues sintiéndote incómodo o no sabes qué hacer a continuación, pide ayuda a alguien de confianza.
No pasa nada por sentir asco.
El asco es tu poder para protegerte de personas y situaciones inseguras. Cuando llega, es el momento de dejarlo ir, reiniciar, hacer un gran cambio o pedir ayuda a un adulto seguro.