Primero, respira profundamente y di "Todo el mundo comete errores a veces. Estaré bien. He cometido un error, pero no soy mi error." (De verdad, ¡pruébalo!)
A continuación, imagina tu culpa en tu mano. Cuando tengas una imagen clara de ella, respira profundamente y sopla suavemente la compasión sobre ella hasta que se reduzca al tamaño de una gominola.
A continuación, gira los hombros de lado a lado 8 veces.
A continuación, choca los cinco y di "Estoy orgulloso de mí mismo por haber asumido mi error y haberme tomado el tiempo necesario para corregirlo."
Uh-oh... ¿tu culpa se ha hecho grande otra vez?
Sopla suavemente la compasión sobre él hasta que se reduzca al tamaño de una gominola. (Activa el sonido y pulsa el play).
Ahora, pregúntate: "¿Qué he hecho por lo que me siento culpable? ¿He cometido un error o he hecho daño a alguien? ¿Me siento culpable porque he hecho o experimentado algo que creo que no debería haber hecho?"
La culpa ha aparecido para ayudarte a sentir curiosidad.
La mayoría de las personas se quedan atrapadas en su culpa porque no se dan cuenta de que su culpa está aquí para ayudarles.
Cuando tomes medidas para sentir curiosidad por tu situación (en lugar de crítica), tu autoestima mejorará y no te sentirás tan culpable. En su lugar, sentirás curiosidad por el motivo de esta emoción y empezarás a aprender de ella.
Si has cometido un error, tu culpa puede aparecer para ayudarte a reparar tu error.
Si estás sintiendo una emoción que crees que no deberías tener, tu culpa puede haber aparecido para ayudarte a sentir curiosidad por esa emoción. ¿Qué otras emociones han aparecido con tu culpa?
Deja que tu sentimiento de culpa te enseñe a ser más amable y compasivo contigo mismo y con los demás, y también a rendir cuentas cuando tengas que reparar un error. ¡Gran trabajo!