Primero, abre bien los ojos y ponte de pie. ¿Qué es lo que ves? ¿Una cosa que oigas? ¿Y una cosa que sientas?
(De verdad, ¡pruébalo!)
A continuación, haz 7 saltos de tijera.
A continuación, utiliza las manos para quitarte algo de miedo de los hombros.
A continuación, dibuja con el dedo un círculo en la palma de la mano contraria 8 veces.
Y para terminar, respira profundamente 5 veces para reducir tu miedo al tamaño de una gominola. (Activa el sonido y pulsa el play.)
Ahora pregúntate: "¿Estoy en peligro inmediato o sólo me parece que lo estoy?". Si estás en peligro, deja de leer esto y pide ayuda a un adulto seguro.
Si no estás en peligro, pero sigues teniendo miedo, tómate el tiempo necesario para reunir más información y planificar con antelación. Si tienes miedo de suspender un examen, por ejemplo, estudia y prepárate.
Está bien sentir miedo.
El miedo te ayuda a centrarte, a llenarte de energía y a estar preparado para afrontar lo que sea. El miedo está aquí para darte la energía necesaria para actuar. A medida que te enfrentes a tu miedo, sentirás más valor y confianza. Ya lo tienes.
