Primero, abrázate a ti mismo y deja escapar un gran suspiro. (De verdad, ¡pruébalo!)
A continuación, pásate los dedos por el pelo con ambas manos durante 10 segundos.
A continuación, pellizca suavemente alrededor de la parte exterior de las orejas 6 veces.
(O aplastar tus mejillas 6 veces)
A continuación, levanta las manos hacia el cielo 10 veces y piensa en una cosa que realmente te guste hacer tú solo.
Y para terminar, haz 5 respiraciones tranquilizadoras para reducir tu soledad al tamaño de una gominola. (Activa el sonido y pulsa el play).
Ahora, pregúntate: "¿Me siento incomprendido o ignorado de alguna manera? ¿Me siento mal recibido o rechazado?". La soledad aparece para ayudarnos a replantear nuestras relaciones, y a reajustar cómo queremos que nos traten. Mientras resuelves esto, puedes utilizar este tiempo para convertirte en tu mejor amigo.
Date un paseo, prepárate un tentempié, léete un libro y disfruta de tu propia compañía. No estás solo. Estás con tu Yo: la persona tranquila, creativa y de corazón abierto que subyace a tu estrés. ¡Ese eres TÚ!
Cuanto más aprendas a convertirte en tu propio mejor amigo, más encontrarás a otras personas que también te aprecien de verdad. Aprovecha este tiempo para descubrirte a ti mismo: lo que te gusta, lo que no te gusta y cómo quieres que te traten los demás.
La soledad te enseñará a cuidarte, a pedir ayuda cuando la necesites y a descubrir nuevos intereses y talentos.
Tómate todo el tiempo que necesites.